PEREGRINACIÓN 2016


El pasado 8 de octubre la Hermandad de la Santísima Virgen de los Remedios de Ibros realizó su peregrinación anual. En esta ocasión y para conmemorar el «Año Jubilar de la Misericordia» la programamos a la capital de nuestra provincia, en concreto  a la Catedral,  para ganar la Indulgencia plenaria como aconseja nuestro Santo Padre el Papa Francisco.

Como es costumbre en nuestra Hermandad, también visitamos lugares emblemáticos de nuestra capital: los Baños árabes, el Museo de artes y costumbres  populares, el Salón mudéjar, el Arco de San Lorenzo, el Refugio antiaéreo y, cómo no, el Camarín de Nuestro Padre Jesús 'El Abuelo', que tanto se venera en Jaén y provincia. Finalizamos con la visita histórico/cultural a la Catedral que tan bien nos explicó nuestro querido cronista Antonio García.

Una peregrinación se dirige hacia un destino, el nuestro era la celebración de la santa Eucaristía en el templo más emblemático; fue presidida por nuestro Obispo D. Amadeo Rodríguez Magro y nos unimos a la celebración del Jubileo de la Pastoral de la Salud.

La celebración comenzó a las 17.45  horas en la iglesia del Sagrario con la lectura del Evangelio y un fragmento de la Bula del Papa Francisco, con la que convocaba el Año de la Misericordia. Seguidamente, los miembros de la Pastoral de la Salud, los enfermos, los discapacitados, los familiares, el personal sanitario y los peregrinos de Ibros, encabezados por el Sr. Obispo, D. Amadeo Rodríguez Magro, recorrimos en procesión la lonja de la Catedral hasta la Puerta de la Misericordia.

Así, a las 18.00 horas comenzaba la Eucaristía en la S.I. Catedral con estas palabras del Obispo de bienvenida:

«Que en esta peregrinación cada uno de nosotros salgamos con el propósito, con el que venimos siempre en este Año de la Misericordia, de ser misericordiosos como el Padre; de poner la misericordia de Cristo a favor de los demás, en este caso a favor de los enfermos; y de saber mirar a nuestro alrededor como María, a la que decimos que tiene esos ojos misericordiosos, que sabe mirar siempre con misericordia a nuestros hermanos necesitados en su salud», finalizaba Monseñor Rodríguez Magro.

La Eucaristía culminó con la oración del Año Jubilar de la Misericordia:

«Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!

Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.

Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.

Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.

Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.



Amén».










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